Los padres, el menor y el autismo.

Juega solo, crisis conductuales, llantos, en algunos casos agresiones ante la frustración y hacer ciertos movimientos de manos o de todo el cuerpo desde temprana edad sumado a dificultades en el lenguaje son los primeros indicadores que un padre percibe para iniciar la consulta con un experto. Luego de un largo proceso se enfrentan al diagnóstico de un Trastorno del Espectro del Autismo. El TEA es un trastorno del neurodesarrollo que aún no tiene causa evidenciada. Altera el desarrollo de las personas en las áreas: Lenguaje y Comunicación, Interacción Social y Conductas Repetitivas, Restringidas o Estereotipadas. Cada persona es totalmente distinta a la otra por lo que, en mi experiencia, nunca he visto un paciente igual a otro, por ende, la dificultad en los padres al no encontrar características narradas por expertos o luego de ver videos o luego de escuchar testimonios de padres con TEA es detenerse en nuevas consultas en búsqueda de un error de diagnóstico. Esta etapa es conocida como la negación y puede durar muchos años en los padres. Los padres precisan que su hijo es inteligente o que habla bien, o culpa a su conyuge por determinado comportamiento que genera el problema en el menor y por ende precisan que “su hijo no podría tener autismo”. La etapa de la negación enceguece e impide que el menor sea abordado en base a su diagnóstico desde muy temprana edad en muchos casos.
Detrás del diagnóstico del TEA, hay alrededor de 300 genes alterados en las áreas mencionadas a priori que requieren de abordaje inmediato. Existen modelos de intervención basados en la evidencia que ayudarán al paciente de un modo extraordinario, sin embargo, sin el trabajo con los padres, la participación directa de los familiares, el avance sería limitado. Proyecto Impact por ejemplo busca incrementar la interacción social, una mejora en la comunicación bajo un enfoque de trabajo con padres en un entorno natural. Modelo ESDM, también es un modelo naturalista que desde temprana edad, busca mejorar la conducta, lenguaje, habilidades sociales, motricidad gruesa y fina entre otros. La intervención en este caso es de 1 a 1, es decir, el especialista en directo con el menor y en presencia de los padres. Los padres deben de aprender estrategias de intervención y propiciar situaciones en el día a día para incrementar áreas bajas en su hijo mientras se realizan actividades cotidianas (aseo, alimentación, juego, vestido, etc.) y de dicho modo el avance es SIGNIFICATIVO. Desarrollo un taller de interacción social virtual como presencial que persigue dichos objetivos, así que estás invitado a ser parte de los padres emponderados que permiten la generalización de conductas en sus hijos desde muy temprana edad.
Lic. Eddy Fuentes
Formación avanzada en Impact y ESDM.
Certificación internacional para aplicación del ADI-R y ADOS-2
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